La empresa Neuralink, conocida por su enfoque ambicioso hacia la conexión entre el cerebro humano y la tecnología, ha dado un paso decisivo al comenzar sus primeros ensayos clínicos en Europa, concretamente en el Reino Unido. Este avance marca un nuevo capítulo en el desarrollo de los interfaces cerebro-computadora (BCI), con la esperanza de ofrecer soluciones concretas a personas que sufren parálisis severa.

¿Qué es Neuralink y qué busca conseguir?

Neuralink fue fundada en 2016 por Elon Musk con un objetivo claro: desarrollar una interfaz que permita a los seres humanos interactuar con computadoras mediante señales cerebrales. En palabras simples, se trata de leer los pensamientos para convertirlos en comandos digitales. La visión a largo plazo va más allá de lo médico; Musk ha hablado incluso de una futura «simbiosis humano-IA».

Sin embargo, el enfoque actual está en lo clínico. La empresa quiere mejorar la calidad de vida de personas con lesiones medulares, ELA u otras enfermedades neurológicas graves que les impiden moverse o comunicarse con normalidad.

Reino Unido: el primer país europeo en probar el chip

El ensayo se realizará en colaboración con dos importantes instituciones médicas británicas: el University College London Hospitals NHS Foundation Trust y el Newcastle upon Tyne Hospitals. Serán siete los participantes, todos con parálisis severa causada por lesiones medulares o enfermedades neurodegenerativas.

El objetivo es implantar el chip N1 de Neuralink bajo el cráneo de cada paciente. A través de este dispositivo, se espera que las personas puedan operar tabletas o teléfonos inteligentes usando solo sus pensamientos.

¿Cómo funciona el chip N1?

Este pequeño dispositivo, del tamaño de una moneda de 10 peniques, contiene 128 hilos ultrafinos, más delgados que un cabello humano. Estos hilos se conectan a alrededor de 1.000 electrodos, que son los encargados de registrar la actividad eléctrica del cerebro.

Dicho de otra forma: el chip capta los impulsos neuronales, los interpreta mediante algoritmos avanzados y los traduce en acciones digitales, como mover un cursor o escribir en un teclado virtual.

Para realizar la cirugía de implantación, Neuralink utilizará su propio robot quirúrgico R1, que automatiza el proceso con gran precisión, evitando dañar tejidos cerebrales y asegurando una colocación milimétrica de los hilos.

Experiencia previa en Estados Unidos

Este ensayo en Reino Unido se basa en la experiencia obtenida en Estados Unidos, donde Neuralink comenzó sus pruebas con humanos en 2024, tras obtener la aprobación de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), que inicialmente había rechazado el proyecto en 2022 por motivos de seguridad.

Hasta ahora, cinco personas en EE.UU. han recibido el implante, y una de ellas, Noland Arbaugh, logró controlar un ordenador y jugar videojuegos usando únicamente su pensamiento. Sin embargo, su caso también evidenció los desafíos del dispositivo: el 85% de los hilos perdió conexión con el cerebro poco tiempo después del implante. Neuralink ajustó su software para mejorar la lectura de señales, logrando mantener una funcionalidad aceptable.

Implicaciones médicas y sociales

Los responsables del ensayo en Reino Unido han destacado el potencial transformador de esta tecnología. El profesor Harith Akram, neurocirujano consultor en UCLH, afirmó que se trata de un hito relevante en la evolución de las BCI, y que podría cambiar radicalmente la vida de quienes sufren trastornos neurológicos severos.

Por su parte, William Muirhead, del National Hospital for Neurology, subrayó que este tipo de investigaciones representan una apuesta por restaurar la independencia y la capacidad de comunicación de los pacientes.

La idea de recuperar algo tan básico como mover un cursor en una pantalla puede parecer pequeña, pero para quienes han perdido toda movilidad, es como abrir una ventana al mundo nuevamente.

Inversión y expansión internacional

Neuralink ha recaudado más de 1.300 millones de dólares desde su creación. En su última ronda de financiación captó 650 millones, alcanzando una valoración cercana a los 9.000 millones. Con estos fondos, la empresa ha iniciado también trámites para realizar ensayos en Canadá y Emiratos Árabes Unidos.

Este enfoque global sugiere que Neuralink no solo busca validar su tecnología, sino también construir una red internacional de colaboración médica que acelere su implementación.

¿Y si se usara en personas sanas?

Aunque el foco inmediato está en ayudar a personas con discapacidades, Elon Musk ha insinuado que el chip podría aplicarse en individuos sanos en el futuro, con finalidades como mejorar la memoria, restaurar la visión o incluso lograr una interacción más directa con inteligencias artificiales.

Estas propuestas han generado debates éticos y científicos sobre los límites de la neurotecnología. Si bien algunas aplicaciones suenan sacadas de una película de ciencia ficción, lo cierto es que las discusiones ya han comenzado en los círculos académicos y regulatorios.

Un paso, muchas preguntas

El inicio de los ensayos en Reino Unido marca un avance tangible en el desarrollo de interfaces neuronales. Pero también pone sobre la mesa una serie de interrogantes: ¿Hasta qué punto podemos —y debemos— fusionarnos con la tecnología? ¿Quién regulará el uso de estas herramientas? ¿Qué riesgos implica abrir la puerta a la lectura e interpretación de nuestros pensamientos?

Por ahora, la prioridad es ver si el chip puede mejorar la calidad de vida de personas que han perdido la autonomía física. Si lo consigue, será una de las aplicaciones médicas más significativas de la última década.

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