La relación entre agua y energía se ha convertido en uno de los principales retos tecnológicos del siglo XXI. Ambos recursos no solo son interdependientes, sino que están en el centro de decisiones vitales para la transición ecológica. Esta interacción compleja representa un verdadero nudo crítico que compromete la seguridad, la gestión y la sostenibilidad del planeta.

En regiones como el Mediterráneo o Australia, donde el cambio climático se encuentra con infraestructuras insuficientes, las tensiones se intensifican. Las sequías prolongadas, el aumento de temperaturas y la creciente demanda hídrica ponen a prueba tanto los sistemas energéticos como hídricos. En estos contextos, la planificación integrada es crucial para evitar colapsos.

Inteligencia artificial para una gestión hídrica eficiente

Una de las respuestas más prometedoras al desafío agua-energía es la digitalización del agua. Empresas especializadas, como Idrica, están liderando la modernización de los sistemas de abastecimiento mediante soluciones basadas en inteligencia artificial (IA).

Gracias a la IA, es posible anticipar picos de demanda, detectar fugas invisibles en las redes de distribución y automatizar procesos clave como la irrigación o el saneamiento. Este enfoque no solo ahorra energía y agua, sino que mejora la calidad del servicio y reduce costes operativos. Es como instalar un cerebro digital en las tuberías, capaz de tomar decisiones en tiempo real para optimizar cada gota.

Centros de datos: los nuevos consumidores sedientos

La tecnología también tiene su lado sediento. Los centros de datos, esenciales para el funcionamiento de la nube y los sistemas de IA, requieren grandes cantidades de agua para su refrigeración. Un ejemplo claro es el de Google, que en 2022 consumió más de 5.000 millones de galones de agua solo para mantener frías sus instalaciones.

Para mitigar este impacto, se están explorando alternativas como el enfriamiento termosifónico, el uso de IA para regular temperaturas con mayor precisión, y la reutilización de aguas pluviales. La clave está en hacer que estas máquinas que piensan también aprendan a no desperdiciar agua.

Aguas residuales que producen energía

En una visión circular de los recursos, el tratamiento de aguas residuales no es solo una necesidad ambiental, sino una oportunidad energética. A través de digestores anaeróbicos, las plantas de tratamiento pueden convertir estos residuos líquidos en biogás, una fuente renovable de energía.

Este proceso permite cerrar el ciclo entre agua y energía: lo que antes era un desecho contaminante ahora se convierte en combustible para abastecer las propias instalaciones de tratamiento. Es como convertir el problema en parte de la solución.

Reutilización y desalación para asegurar el abastecimiento

La reutilización avanzada del agua y el tratamiento de fuentes marinas o subterráneas se posicionan como pilares estratégicos para garantizar el abastecimiento en zonas urbanas y rurales. La escasez hídrica obliga a mirar más allá del ciclo tradicional de captación y vertido.

En países como Estados Unidos, la falta de inversión ha generado un déficit de 91.000 millones de dólares en infraestructuras hídricas. Este rezago compromete la resiliencia ante crisis climáticas. La modernización de redes, junto con la tecnología de reutilización, es esencial para hacer frente a este desafío estructural.

Desalación con energía limpia

La desalación de agua marina ha sido tradicionalmente criticada por su alto consumo energético. Sin embargo, la integración de fuentes limpias como la energía solar, eólica o termal está transformando esta percepción. En zonas áridas, donde el acceso al agua es limitado pero la radiación solar es abundante, estas soluciones permiten hacer viable la desalación a gran escala sin comprometer la sostenibilidad.

Este modelo, que combina tecnologías verdes con procesos exigentes, busca que obtener agua potable del mar no signifique pagar un precio ambiental desproporcionado.

Evapolectricidad: cuando el vapor genera electricidad

Entre las innovaciones más futuristas destaca la llamada evapolectricidad. Esta tecnología, aún en etapa experimental, permite generar electricidad a partir de la evaporación del agua. Utilizando gradientes térmicos, se logra extraer energía del aire húmedo, abriendo una vía completamente nueva para la producción de energía limpia.

Aunque todavía no está lista para el despliegue comercial, este enfoque plantea preguntas interesantes sobre cómo aprovechar procesos naturales cotidianos, como la evaporación, para alimentar nuestras redes energéticas.

Geotermia en Canarias: energía desde las profundidades

No todas las soluciones deben venir desde grandes corporaciones o centros de investigación internacional. En Tenerife, por ejemplo, se está explorando la geotermia profunda como una alternativa local al uso de combustibles fósiles importados. Mediante tecnología flash, que permite reinyectar el vapor al subsuelo, se están sentando las bases para un modelo más autónomo y sostenible.

Esta iniciativa ofrece una muestra de cómo la innovación puede surgir de las necesidades locales, y cómo las soluciones energéticas pueden integrarse de forma respetuosa con los ecosistemas insulares.

Energías de respaldo ante una demanda creciente

La presión que genera el crecimiento de la inteligencia artificial y los centros de datos no solo requiere eficiencia, sino también fuentes energéticas confiables. En este sentido, opciones como la energía hidroeléctrica, la solar espacial o incluso la energía nuclear se consideran complementos necesarios para sostener el sistema hídrico y digital.

El equilibrio entre seguridad de suministro y sostenibilidad implica diversificar el portafolio energético, adaptándolo a contextos variables y demandas cada vez más intensas.

Google Docs ahora permite escuchar documentos gracias a Gemini: qué significa esta función y cómo aprovecharla

Google Docs ha dado un paso más hacia una experiencia de escritura y lectura más accesible con una nueva función basada en inteligencia artificial: la posibilidad de escuchar el contenido de los documentos. Esta herramienta, impulsada por Gemini, el asistente de IA de Google, ya está disponible para quienes cuenten con suscripciones de pago a Google Workspace o Gemini.