Cada vez que un teléfono Android vibra por un leve movimiento, podría estar contribuyendo silenciosamente a una red mundial de detección de terremotos. Esta es la base del sistema Android Earthquake Alerts (AEA) desarrollado por Google, una iniciativa que ha convertido más de 2.000 millones de dispositivos móviles en sensores sísmicos distribuidos por todo el planeta.
Este sistema, que opera desde 2021, ha demostrado ser tan eficaz como los sismógrafos tradicionales para emitir alertas tempranas de terremotos. Según un estudio publicado en la revista Science, los datos recogidos por los acelerómetros de los smartphones permitieron registrar más de 11.000 terremotos y emitir 1.279 alertas en 98 países hasta marzo de 2024.
Por qué los acelerómetros pueden salvar vidas
Los acelerómetros, esos pequeños sensores integrados en los teléfonos que detectan movimientos para rotar la pantalla o contar pasos, también son capaces de registrar las primeras ondas sísmicas, conocidas como P. Estas ondas viajan más rápido que las más destructivas ondas S y, al detectarlas con suficiente antelación, permiten emitir avisos segundos antes de que se sienta el temblor.
Imagina que estás en una escalera o manejando maquinaria cuando llega una alerta: esos pocos segundos podrían darte tiempo para evitar un accidente. Y aunque suene sencillo, lograrlo a escala global implicó resolver numerosos retos tecnológicos.
Retos y soluciones del modelo de Google
A diferencia de los sismógrafos profesionales, los sensores de los teléfonos varían en calidad, y están sujetos a ruidos como caídas, vibraciones externas o movimientos humanos. Para hacer frente a esto, el sistema AEA no se basa en un solo dispositivo, sino que analiza datos simultáneos de muchos teléfonos en una región. Si suficientes dispositivos detectan un patrón similar de movimiento, se emite una alerta.
El equipo de Google también tuvo que ajustar sus algoritmos según la geología de cada región y la estructura urbana, ya que un temblor puede sentirse distinto en un edificio de concreto que en una casa de madera. Esto hizo que la recopilación de datos fuese vital no solo para emitir alertas, sino también para perfeccionar el modelo con el tiempo.
Impacto y cobertura global
Hasta 2019, unos 250 millones de personas tenían acceso a sistemas de alerta sísmica. Hoy, gracias a la infraestructura de Android, esa cifra ha aumentado a 2.500 millones. Esto representa una expansión diez veces mayor del alcance de estas alertas, sin necesidad de construir nuevas estaciones sísmicas ni invertir en hardware costoso.
Los países con sistemas tradicionales como Japón, Estados Unidos o México, ahora cuentan con una herramienta complementaria. Pero lo más relevante es que regiones vulnerables sin infraestructura sísmica previa, como partes de Grecia, Turquía o Indonesia, ahora pueden recibir advertencias cruciales gracias a sus propios teléfonos.
Según Google, el 85% de quienes vivieron un terremoto cubierto por AEA recibieron alguna notificación. De estos, el 36% la obtuvo antes de que comenzara el temblor, el 28% durante y el 23% justo después. Solo tres alertas resultaron ser falsas, dos por tormentas eléctricas y una por una notificación masiva que activó las vibraciones de varios dispositivos.
Limitaciones actuales y mejora continua
Aunque el sistema ha demostrado una eficacia notable, no está exento de errores. Por ejemplo, los terremotos de gran magnitud que azotaron Turquía en febrero de 2023 fueron subestimados por los algoritmos de AEA. El equipo de investigación explicó que esto se debió a limitaciones en los métodos de estimación inicial, lo que ha motivado una actualización profunda del modelo de detección.
Estas fallas abren un debate sobre la dependencia de sistemas de emergencia operados por corporaciones privadas. Google afirma que su intención no es reemplazar los sistemas oficiales, sino complementarlos y ampliar su cobertura, especialmente donde no existen alternativas.
Una nueva era en la prevención de desastres
La implementación de AEA marca un punto de inflexión en la forma en que usamos la tecnología móvil para proteger vidas. En lugar de esperar a que los gobiernos instalen costosas redes sísmicas, millones de personas ya llevan una en el bolsillo, funcionando de forma pasiva pero potencialmente salvadora.
Este modelo, que aprovecha la ubicuidad de los smartphones y la inteligencia de sistemas distribuidos, podría aplicarse a otros desastres naturales, como tormentas, inundaciones o incendios, donde cada segundo también cuenta.