La ceguera corneal afecta a más de 12 millones de personas en todo el mundo. Hasta ahora, la solución más efectiva para recuperar la visión ha sido el trasplante de córnea, un tejido que permite el paso de la luz hacia la retina, donde se forma la imagen que el cerebro interpreta. Sin embargo, esta opción presenta importantes limitaciones: la escasez de donantes, el rechazo del injerto y una recuperación visual que no siempre alcanza niveles funcionales satisfactorios.

Con apenas 185.000 trasplantes de córnea realizados al año, la demanda supera ampliamente la oferta. Esto deja a millones sin posibilidad real de tratamiento. Pero un nuevo enfoque promete cambiar este panorama.

Una solución tecnológica que esquiva la biología

En lugar de intentar reparar la córnea dañada, el nuevo sistema desarrollado por la empresa de tecnología profunda Xpanceo (con sede en Dubái) y la startup italiana Intra-Ker plantea una estrategia radicalmente distinta: ignorar la córnea por completo. Se trata de un implante ocular que proyecta directamente imágenes en la retina, eludiendo cualquier problema asociado al tejido corneal.

Este enfoque se basa en un principio simple pero potente: si el problema es que la luz no puede atravesar la córnea para llegar a la retina, ¿por qué no enviar la información visual de otra forma? Así, como si se tratara de un atajo tecnológico, el dispositivo convierte la imagen captada por una cámara externa en una proyección directa dentro del ojo.

Así funciona el implante

El sistema consta de gafas inteligentes equipadas con una cámara que captura en tiempo real el entorno visual. Esa información se transmite de forma inalámbrica a un microdisplay sellado dentro del ojo, justo en la zona de la córnea. Este diminuto dispositivo, de apenas 5,6 mm, cuenta con una resolución de 450 x 450 píxeles y está diseñado para proyectar las imágenes directamente sobre la retina.

La tecnología utilizada en la transmisión de datos y energía es la misma que Xpanceo ha desarrollado para sus lentes de contacto inteligentes, lo que garantiza un flujo constante y fiable de señales. En este contexto, la córnea deja de ser un requisito para la visión: el ojo se convierte en un receptor de información visual generada externamente.

Un procedimiento quirúrgico sencillo

Según el profesor Massimo Busin, presidente de Intra-Ker, la clave de este avance ha sido desarrollar una técnica quirúrgica que permite implantar componentes electrónicos sellados en la parte anterior del ojo de forma segura y precisa. A diferencia de otros intentos anteriores, este procedimiento no requiere una cirugía compleja ni altamente invasiva: es comparable en dificultad a una operación de córnea convencional.

Esta facilidad para la implantación podría acelerar la adopción del sistema una vez aprobado, ya que no exige equipamiento especializado ni forma parte de procedimientos experimentales de alta complejidad.

Estado actual y próximos pasos

El prototipo ya ha demostrado su viabilidad en pruebas de laboratorio, incluyendo una transmisión de video en tiempo real desde la retina de un ojo donante. Las imágenes, visualizadas en escala de grises en una pantalla de ordenador, confirman que la retina puede recibir y procesar señales desde el microdisplay implantado, sin necesidad de una córnea funcional.

Los desarrolladores se encuentran ahora en la fase de miniaturización del dispositivo para su uso clínico. El objetivo es reducir aún más el tamaño del sistema para garantizar su comodidad, durabilidad y compatibilidad con el ojo humano.

Se espera que los primeros ensayos clínicos en humanos comiencen en un plazo de dos años. Si todo marcha según lo previsto, el implante podría estar disponible comercialmente poco tiempo después, con un mercado potencial estimado entre 50 y 200 millones de dólares anuales.

Implicaciones para la autonomía visual

El impacto de esta tecnología podría ser comparable al de los audífonos en personas con pérdida auditiva: no se trata de restaurar el órgano en sí, sino de recuperar la función perdida mediante un camino alternativo. Quienes hoy viven con ceguera corneal podrían acceder a una visión funcional sin depender de listas de espera o de la compatibilidad biológica de un trasplante.

Esto representa una forma de devolver la independencia visual a quienes están limitados por una solución basada exclusivamente en la donación de tejidos. Tal como explican los investigadores, la propuesta inaugura una etapa en la que la ingeniería y la computación asumen el papel de intermediarios entre el mundo exterior y nuestros sentidos.

Desafíos por resolver

A pesar del entusiasmo que despierta, esta tecnología no está exenta de retos. Aún deben validarse aspectos como la calidad visual obtenida, la durabilidad del implante, su integración con el resto de las estructuras oculares y la adaptación del cerebro a esta nueva forma de ver.

También se abren interrogantes sobre el acceso equitativo a esta solución, el costo final para los pacientes y la regulación de dispositivos que interfieren directamente con funciones neurosensoriales.

Sin embargo, el hecho de que ya exista un prototipo funcional, que ha superado el principal obstáculo de transmitir información visual sin necesidad de una córnea, es un paso que podría redefinir las opciones disponibles para millones de personas.

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