La empresa británica First Light Fusion, con sede en Oxfordshire, ha revelado una propuesta que podría marcar un antes y un después en la carrera hacia la energía de fusión comercial. El nuevo enfoque, denominado FLARE (Fusion via Low-power Assembly and Rapid Excitation), representa una alternativa prometedora frente a los métodos tradicionales de fusión inercial, al separar las fases de compresión e ignición del combustible nuclear.

La fusión nuclear se presenta como el Santo Grial de la energía limpia: un proceso que imita al Sol, generando enormes cantidades de energía sin emisiones de carbono ni residuos radiactivos de larga vida. Pero lograr que el proceso libere más energía de la que consume ha sido uno de los mayores retos técnicos de nuestra era.

Cómo funciona el modelo FLARE

A diferencia de los esquemas convencionales, que requieren láseres de alta potencia para comprimir e iniciar simultáneamente la reacción de fusión, el modelo FLARE propone una división del proceso en dos etapas. Primero se comprime el combustible de forma controlada utilizando una energía relativamente modesta. Luego, una fuente auxiliar separada —como un láser de pulso corto o un sistema de potencia pulsada— se encarga de la ignición.

Esta separación permite reducir pérdidas de energía, mejorar la confinación del combustible y aumentar significativamente la eficiencia del proceso. La clave está en la llamada «ignición rápida», una estrategia que evita la necesidad de presiones extremas durante todo el ciclo.

El uso de objetivos cilíndricos y litio líquido

Uno de los componentes más novedosos de FLARE es el uso de objetivos cilíndricos con un empujador denso y opaco para la compresión del combustible. Esta estructura reemplaza los complejos sistemas láser que hasta ahora dominaban los experimentos de fusión inercial, haciendo el sistema más simple, económico y reproducible.

La reacción tiene lugar en una piscina de litio líquido, diseñada para cumplir varias funciones a la vez: absorber neutrones, producir tritio (un isótopo esencial para la reacción), capturar el calor generado y proteger las paredes del reactor. Todo esto sin depender de estructuras sólidas complicadas, lo que podría alargar la vida útil del sistema y reducir los costes de mantenimiento.

Ganancia energética: el verdadero punto de inflexión

En el campo de la fusión nuclear, uno de los indicadores más importantes es el concepto de ganancia energética: la relación entre la energía obtenida y la energía invertida para iniciar la reacción. Hasta ahora, el mayor éxito ha sido un valor de 4, conseguido por el Laboratorio Nacional de Ignición (NIF) en Estados Unidos en mayo de 2025.

First Light Fusion asegura que su modelo podría alcanzar una ganancia de hasta 1.000, una cifra que supera por dos órdenes de magnitud los logros actuales. Según sus proyecciones, para que la fusión sea comercialmente viable, se necesitaría una ganancia de al menos 200. Si se logra escalar el sistema FLARE hasta llegar a esa cifra o más, la fusión podría convertirse en una fuente de energía competitiva frente a las energías convencionales.

Reducción de costes y aprovechamiento de tecnologías existentes

Una de las promesas más atractivas del enfoque de First Light Fusion es la reducción drástica de costes. Un centro experimental basado en FLARE podría construirse con apenas una vigésima parte del presupuesto necesario para una instalación como NIF. Esto se debe a que el sistema se apoya en tecnologías ya disponibles y no requiere componentes altamente especializados ni láseres de altísima potencia.

Esta accesibilidad podría abrir la puerta a una nueva industria basada en la fusión nuclear, con la posibilidad de que múltiples países y empresas participen en el desarrollo de reactores eficientes y sostenibles.

Los próximos pasos de First Light Fusion

La compañía ha publicado un documento técnico en el que detalla las bases científicas y de ingeniería de su propuesta. El próximo objetivo es validar cada uno de los componentes en instalaciones experimentales ya existentes. Esto incluye el modelado, diseño y prueba de los objetivos cilíndricos, así como la demostración de la ignición efectiva y el control de la ganancia.

El camino hacia un reactor de demostración operativo aún es largo, pero la base teórica y experimental que plantea FLARE ofrece una hoja de ruta clara y realista. Según Mark Thomas, CEO de la empresa, esta tecnología no solo podría transformar el panorama energético global, sino también sentar las bases para una nueva era industrial.

Por qué FLARE podría marcar la diferencia

El gran atractivo de FLARE no radica solo en su potencial técnico, sino en su enfoque pragmático y escalable. Mientras otros modelos de fusión requieren infraestructuras enormes y complejas, FLARE se construye desde los principios de eficiencia, simplicidad y costos razonables. Su viabilidad depende más de la ingeniería aplicada que de grandes descubrimientos aún pendientes.

En términos energéticos, es como haber encontrado una manera de hervir agua usando una lupa en lugar de una caldera industrial. Es menos espectacular, pero mucho más accesible y práctico si se escala correctamente.

Si First Light Fusion logra demostrar experimentalmente lo que su modelo promete en papel, podríamos estar frente al primer gran paso hacia una fusión nuclear comercial que sea no solo viable, sino también asequible.

Meta extiende el acceso a sus modelos Llama a gobiernos europeos y asiáticos

Eta ha dado un paso significativo al ampliar el acceso a sus modelos de inteligencia artificial Llama a gobiernos de Europa y Asia, incluyendo a Francia, Alemania, Italia, Japón y Corea del Sur, así como a organismos vinculados con la Unión Europea y la OTAN. Esta decisión representa una nueva fase en la estrategia de la compañía para posicionar su tecnología como una herramienta clave en entornos gubernamentales, especialmente en contextos relacionados con la seguridad nacional.