Eta ha dado un paso significativo al ampliar el acceso a sus modelos de inteligencia artificial Llama a gobiernos de Europa y Asia, incluyendo a Francia, Alemania, Italia, Japón y Corea del Sur, así como a organismos vinculados con la Unión Europea y la OTAN. Esta decisión representa una nueva fase en la estrategia de la compañía para posicionar su tecnología como una herramienta clave en entornos gubernamentales, especialmente en contextos relacionados con la seguridad nacional.

Llama en manos gubernamentales

Los modelos Llama no son simples asistentes de texto; son estructuras complejas de inteligencia artificial entrenadas para comprender y generar lenguaje natural de forma avanzada. Lo que hace especial a esta iniciativa es que no se trata de ofrecer un producto genérico, sino de permitir que los gobiernos personalicen y adapten los modelos a sus propias necesidades. Por ejemplo, un país puede entrenar su versión de Llama con datos confidenciales, ajustándolo para tareas específicas, como la detección de amenazas cibernéticas, análisis de inteligencia o incluso asistencia en campo, directamente desde dispositivos seguros.

Seguridad sin intermediarios

Uno de los argumentos más destacados por Meta es que Llama, al tener un componente de código abierto, se puede descargar e implementar de forma segura, sin que los datos sensibles pasen por terceros. Esta característica permite que los gobiernos mantengan un control total sobre su información, algo crítico en un escenario donde la soberanía digital es una prioridad creciente.

La posibilidad de operar estos modelos en entornos clasificados y en infraestructuras propias le da a los estados una ventaja significativa. Es como si pudieran tener su propio centro de inteligencia artificial, adaptado a sus normas de seguridad, sin depender de servidores remotos o servicios en la nube que impliquen riesgos de exposición o espionaje.

Una estrategia que se extiende

Este movimiento no es aislado. Ya en 2024, Meta había permitido el uso de sus modelos por parte del gobierno de Estados Unidos y sus contratistas. Posteriormente, se sumaron Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, consolidando un bloque de países occidentales que ahora cuenta con acceso directo a esta tecnología.

Con la inclusión de potencias europeas y asiáticas, Meta está construyendo una red de colaboraciones institucionales que no solo aumentan la adopción de Llama, sino que también refuerzan su papel como actor influyente en el campo de la IA geopolítica. No es casual que entre los beneficiarios se encuentren países miembros de la OTAN o aliados estratégicos de Estados Unidos.

Dilemas sobre la apertura total

Pese a esta apertura, la visión de Meta no es totalmente libre. Mark Zuckerberg ha advertido recientemente que, aunque Llama mantiene un enfoque abierto, podría haber restricciones en el futuro para proteger lo que él llama «superinteligencia real». Esta idea se refiere a sistemas mucho más potentes que los actuales, cuyo uso indiscriminado podría tener consecuencias difíciles de controlar.

Esto plantea una tensión interesante: por un lado, se promueve la adopción de modelos abiertos y controlables; por el otro, se reconoce que ciertos desarrollos podrían requerir limitaciones para evitar abusos o usos peligrosos. Es una especie de balanza entre la colaboración y la contención.

Impacto en el ecosistema de IA

El hecho de que un gigante tecnológico como Meta esté facilitando el uso de sus modelos a gobiernos representa un giro respecto a las prácticas más cerradas de otras empresas. Mientras actores como OpenAI o Google restringen más fuertemente el acceso a sus sistemas, Meta apuesta por un enfoque donde la soberanía digital y la personalización son claves.

Esto podría presionar a otros jugadores del sector a reconsiderar sus estrategias. En la práctica, si un gobierno necesita herramientas de IA para tareas confidenciales, probablemente preferirá un sistema que pueda auditar y adaptar por completo, en lugar de uno cerrado que opere como una caja negra.

La decisión de Meta también podría influir en el diseño de políticas tecnológicas, tanto a nivel local como internacional. Los países que aún no cuentan con marcos regulatorios claros para el uso de inteligencia artificial podrían tomar este modelo como referencia para impulsar normas que combinen apertura, seguridad y control.

La edición de fotos en Android se vuelve conversacional gracias a la IA de Google

La edición de fotos ha pasado de ser una tarea técnica y a veces intimidante a convertirse en una experiencia intuitiva y casi mágica. Google acaba de dar un nuevo paso en esa dirección al extender su función de edición conversacional a todos los usuarios elegibles de Android en Estados Unidos. Esta función, que debutó en los dispositivos Pixel 10, permite a los usuarios simplemente describir con palabras lo que quieren cambiar en una imagen. Ya no es necesario deslizar interminables barras ni cambiar entre herramientas: basta con decir lo que se desea y la inteligencia artificial hace el resto.