La impresión 3D con resinas fotocurables, ampliamente utilizada en sectores como la odontología, la fabricación de prototipos o la ingeniería de precisión, tiene un talón de Aquiles: su fragilidad. Aunque esta tecnología permite una gran precisión y rapidez al solidificar resinas líquidas mediante luz, sus estructuras finales tienden a romperse con facilidad ante impactos o vibraciones. Este inconveniente ha limitado su adopción en aplicaciones que requieren durabilidad real, como implantes médicos o piezas mecánicas sometidas a esfuerzo continuo.

Un avance clave desde Corea del Sur

Un equipo de investigación de la Universidad KAIST, liderado por la profesora Miso Kim, ha desarrollado una solución innovadora que mejora significativamente la resistencia mecánica de los objetos impresos en 3D con tecnología DLP (Digital Light Processing). Esta tecnología no solo supera la fragilidad estructural, sino que también reduce costos y simplifica los procesos de producción.

Un material que absorbe impactos como un parachoques inteligente

El equipo ha desarrollado una nueva resina fotocurable basada en poliuretano acrilato (PUA) con enlaces dinámicos, capaces de absorber vibraciones y golpes de manera mucho más eficiente que las resinas convencionales. Este material, además, ofrece un amplio espectro de propiedades, desde la elasticidad del caucho hasta la rigidez del plástico. Esta flexibilidad permite adaptar cada estructura impresa a requisitos específicos sin cambiar de material.

Es como tener un parachoques que puede comportarse como una almohada o como una barra de acero, dependiendo de la zona del vehículo y del tipo de impacto. Esto permite que una sola impresión 3D tenga zonas blandas y zonas duras, según lo necesite el diseño.

Luz en escala de grises: controlar la resistencia con precisión

El segundo pilar del avance es el uso de tecnología de luz en escala de grises dentro del proceso DLP. A diferencia del enfoque tradicional que utiliza luz con intensidad uniforme, este método controla la cantidad de luz que recibe cada parte del objeto durante la impresión. Esto permite variar la resistencia mecánica del material en diferentes zonas, todo a partir de una misma composición de resina.

Inspirados en el funcionamiento del cuerpo humano, donde huesos y cartílagos conviven y cumplen funciones diferentes en una misma estructura, los investigadores han logrado que una sola pieza impresa en 3D pueda tener zonas más rígidas o flexibles según el esfuerzo que recibirá. Es una forma de «anatomía artificial» impresa en capas.

Inteligencia artificial al mando del diseño estructural

Para lograr esa distribución de resistencia precisa, el equipo utilizó algoritmos de aprendizaje automático capaces de analizar la geometría del objeto y las condiciones de carga esperadas. El sistema sugiere automáticamente dónde reforzar o flexibilizar la estructura, como si fuera un ingeniero invisible que adapta cada pieza a su función con un conocimiento detallado del material y del entorno.

Esta integración entre material, diseño y proceso automatizado representa un gran paso hacia una fabricación más inteligente. Las empresas pueden reducir drásticamente los ciclos de desarrollo y pruebas, ahorrando tiempo y dinero sin comprometer la calidad o la seguridad de los productos.

Adiós a la impresión multimaterial costosa

Hasta ahora, para obtener piezas con propiedades variadas se necesitaban impresoras 3D capaces de trabajar con múltiples materiales, lo cual encarece el proceso, requiere equipos complejos y demanda una gestión rigurosa de los insumos. Con la tecnología desarrollada por KAIST, todo esto se reemplaza por un solo material y un solo proceso de impresión, con resultados equivalentes o superiores.

Esto no solo simplifica la logística de producción, sino que también hace viable la personalización masiva. Por ejemplo, implantes médicos hechos a medida para cada paciente podrán fabricarse con mayor comodidad y durabilidad, sin que el coste se dispare. Lo mismo ocurre con componentes para robótica o piezas aeroespaciales, donde cada gramo cuenta y cada fallo es crítico.

Aplicaciones que se amplían como piezas de dominó

Las implicaciones de esta tecnología son amplias. El sector biomédico podrá beneficiarse con dispositivos más cómodos y seguros. En aeronáutica, se podrán producir partes ligeras pero resistentes con mayor agilidad. En la robótica, la posibilidad de imprimir piezas que combinen rigidez estructural con flexibilidad funcional abre la puerta a diseños más orgánicos y adaptables.

El profesor Kim resume el impacto del avance destacando que se ha logrado aumentar la libertad tanto en el diseño estructural como en las propiedades del material, sin multiplicar los costos ni complicar los procesos. Esta combinación de eficiencia, personalización y resistencia sitúa a esta tecnología como una opción muy atractiva para industrias donde el margen de error es mínimo y la demanda de innovación es constante.

Cultivar arroz más nutritivo y sostenible es posible gracias a la nanotecnología con selenio

El arroz alimenta a más de 3.500 millones de personas en el mundo, pero su producción actual genera impactos ambientales y económicos preocupantes. El uso intensivo de fertilizantes nitrogenados, característico desde la llamada Revolución Verde del siglo XX, ha permitido aumentar las cosechas, pero también ha provocado un uso ineficiente de los recursos y altos niveles de contaminación. Hoy, un grupo de investigadores propone una solución innovadora que podría transformar esta realidad: aplicar nano-selenio para reducir fertilizantes y aumentar la calidad nutricional del arroz.