El pasado 28 de abril, gran parte de España y Portugal se sumieron en la oscuridad por un apagón masivo que paralizó trenes, interrumpió comunicaciones y dejó sin energía a millones de ciudadanos. Ahora, un informe oficial del Ministerio para la Transición Ecológica arroja luz sobre las causas del incidente y plantea recomendaciones para evitar que vuelva a ocurrir.

Según la ministra Sara Aagesen, el origen del fallo fue una situación de sobretensión en la red eléctrica. Este fenómeno ocurre cuando la tensión eléctrica supera los niveles adecuados para los equipos, forzando a los sistemas de protección a desconectar zonas para evitar daños mayores.

En términos sencillos, es como si un grifo de agua estuviera abierto a demasiada presión: las tuberías no aguantan y se rompen. En este caso, algunos operadores desconectaron sus plantas de manera inapropiada para proteger sus instalaciones, lo que desencadenó una reacción en cadena que acabó colapsando buena parte del sistema.

El informe también señala una capacidad insuficiente de control de tensión en la red ese día, debido en parte a un fallo de programación. Aunque la infraestructura eléctrica española es, en teoría, lo bastante robusta para gestionar picos de energía, ese día no se tomaron las medidas preventivas necesarias.

Durante los días posteriores al apagón circularon varias hipótesis: desde un ciberataque hasta una supuesta saturación por energías renovables. Sin embargo, la investigación descarta ambos escenarios.

La ministra Aagesen subrayó que, si bien existen vulnerabilidades en el sistema, no hubo indicios de ataque externo ni de que el exceso de energía solar o eólica fuera el detonante. Tampoco se puede atribuir el fallo a la reducción del uso de energía nuclear, como insinuaron algunos sectores de la oposición.

El evento también puso de manifiesto la escasa interconexión eléctrica entre España, Portugal y sus países vecinos. Francia y Marruecos jugaron un papel importante en la restauración del suministro, evidenciando la necesidad de reforzar estas conexiones para mejorar la resiliencia del sistema.

En respuesta, el Banco Europeo de Inversiones anunció una inversión de 1.600 millones de euros en un nuevo enlace eléctrico entre Francia y España, que permitirá casi duplicar la capacidad de intercambio de energía entre ambos países.

El documento oficial no busca culpables, sino soluciones. Entre las propuestas se incluyen:

El apagón de abril es un recordatorio de que incluso los sistemas modernos pueden fallar si no se gestionan con previsión. El equilibrio entre energías renovables, redes inteligentes y una buena planificación técnica es clave para avanzar hacia un modelo energético sostenible y confiable.

Como con cualquier red compleja, como el tráfico aéreo o la gestión de datos, es necesario contar con mecanismos automáticos y humanos capaces de anticipar fallos y actuar rápidamente. Esta experiencia podría servir para rediseñar partes críticas del sistema eléctrico español y europeo.

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