Amazon ha dado un paso más en su estrategia de incorporar la inteligencia artificial en la vida cotidiana al adquirir Bee, una startup que fabrica un wearable capaz de escuchar y registrar todo lo que el usuario dice. A diferencia de los asistentes de voz tradicionales, el dispositivo de Bee está pensado para acompañar al usuario durante todo el día, como una especie de memoria auxiliar que transforma las conversaciones en recordatorios y tareas.
¿Qué es Bee y qué ofrece su tecnología?
Bee desarrolló un dispositivo similar a una pulsera fitness, con un precio accesible de 49,99 dólares y una suscripción mensual de 19 dólares. También dispone de una aplicación para Apple Watch. Su propuesta es simple pero potente: escuchar constantemente el entorno del usuario (salvo que se active el modo silencio) para crear listas de tareas, generar recordatorios automáticos y ayudar a gestionar mejor el tiempo y la información personal.
Este enfoque busca convertir al wearable en un compañero digital que va más allá de los comandos predefinidos. Bee no solo reacciona, sino que también recuerda y aprende del contexto, algo que lo diferencia de otros intentos fallidos como el Humane AI Pin o los dispositivos de Rabbit, que no lograron tracción en el mercado.
Un asistente personal que funciona como «teléfono en la nube»
La visión de Bee no se limita a tomar notas por voz. La empresa sueña con crear lo que denomina un «teléfono en la nube«, es decir, un espejo digital del smartphone que pueda acceder a cuentas, notificaciones y eventos del usuario. Con eso, el wearable podría actuar como un asistente autónomo: leer mensajes, proponer agendas, e incluso responder interacciones.
La clave está en ofrecer una inteligencia ambiental que no se sienta como una herramienta más, sino como una presencia constante, comprensiva y útil. Una especie de diario inteligente que no solo escucha, sino que también ayuda a reflexionar y organizar la vida diaria.
Amazon entra al terreno de los wearables con IA
Con esta adquisición, Amazon se adentra en un nuevo territorio: el de los dispositivos portátiles con inteligencia artificial integrada. Hasta ahora, la compañía se había centrado en productos como los altavoces Echo, controlados por voz, para introducir su ecosistema Alexa en los hogares. Pero Bee ofrece una vía distinta: salir del hogar y acompañar al usuario en movimiento.
El hecho de que Bee haya tenido cierto éxito con un producto asequible puede haber sido clave en la decisión. El mercado aún no ha adoptado masivamente este tipo de dispositivos, pero el precio bajo puede despertar la curiosidad de los consumidores sin que tengan que hacer una gran inversión, a diferencia de los 499 dólares que costaba el Humane AI Pin.
Privacidad bajo la lupa: el gran reto de este tipo de dispositivos
Uno de los aspectos más sensibles de Bee es su capacidad de grabar todo lo que escucha. Aunque la empresa asegura que las grabaciones no se almacenan ni se usan para entrenar modelos de IA, y que el usuario puede borrar sus datos en cualquier momento, las dudas persisten.
También han prometido funciones para establecer límites temáticos y geográficos, que pausarían la escucha automáticamente. Y planean implementar procesamiento de datos directamente en el dispositivo, lo que disminuye los riesgos asociados al almacenamiento en la nube.
Sin embargo, no está claro si estas políticas se mantendrán una vez que Bee se integre completamente a Amazon, una empresa que ha tenido controversias anteriores por el manejo de datos privados. El caso de las cámaras Ring, cuyos videos fueron compartidos con la policía sin orden judicial, es un antecedente que genera inquietud.
El futuro de la inteligencia ambiental
El movimiento de Amazon también es una respuesta al avance de otras grandes tecnológicas. OpenAI está trabajando en su propio hardware con IA, Meta está integrando inteligencia artificial en sus gafas inteligentes, y Apple está desarrollando productos similares según los rumores.
La competencia por crear el primer asistente inteligente verdaderamente úbil y discreto está en marcha. Y Bee podría darle a Amazon una ventaja importante al contar con una base funcional y usuarios que ya han probado el producto.
Este tipo de tecnología plantea una pregunta central: ¿estamos listos para convivir con dispositivos que nos escuchan constantemente? Si se hace bien, podría suponer una ayuda real en la vida diaria. Si se gestiona mal, abriría la puerta a nuevas formas de vigilancia.