Las baterías de sodio están ganando terreno como una opción viable frente a las tradicionales baterías de litio, sobre todo en dispositivos portátiles como bancos de energía, lectores de libros electrónicos o tablets. Su principal atractivo: son más baratas, más seguras y más sostenibles. A pesar de que aún enfrentan retos en cuanto a su tamaño y densidad energética, su adopción podría crecer rápidamente a medida que avance la tecnología.
¿Por qué el sodio es más barato que el litio?
El sodio es uno de los elementos más abundantes en la Tierra. Se encuentra en grandes cantidades en el agua del mar y en minerales comunes, lo que hace que su extracción y procesamiento sea mucho más económico que el del litio. El litio, por el contrario, requiere métodos más costosos y está concentrado en zonas geopolíticamente sensibles, como Sudamérica o China.
Esto significa que las baterías de sodio podrían reducir considerablemente el precio de dispositivos portátiles, haciéndolos más accesibles en mercados donde el costo es un factor clave para el consumidor.
Seguridad y durabilidad: un combo atractivo
Uno de los mayores temores en torno a las baterías de litio es el riesgo de incendio por sobrecalentamiento. Las baterías de sodio, en cambio, presentan una estabilidad térmica mucho mayor, lo que disminuye drásticamente la posibilidad de incidentes. Esto las convierte en una excelente opción para gadgets que llevamos en el bolsillo o cerca del cuerpo todo el día.
A esto se suma una vida útil prolongada. Algunos modelos, como el banco de poder «Na Plus» de Elecom lanzado en Japón, prometen hasta 5.000 ciclos de recarga, lo que puede traducirse en más de una década de uso diario sin necesidad de reemplazo. Para comparación, muchas baterías de litio se sitúan entre los 2.000 y 3.000 ciclos.
Casos reales: bancos de energía con sodio
Aunque aún no se han masificado en smartphones o laptops, ya existen power banks con baterías de sodio en el mercado. El modelo «Na Plus» de Elecom es un ejemplo tangible:
- Capacidad: 9.000 mAh
- Potencia de salida: 45W por USB-C y 18W por USB-A
- Tiempo de carga: 2 horas
- Peso: 350 gramos
- Precio: unos 67 dólares (9.980 yenes)
- Ciclos de recarga: hasta 5.000
Este tipo de dispositivo es ideal para quienes necesitan cargar su móvil o tablet varias veces al día y buscan una opción duradera y segura. Sin embargo, también revela uno de los principales retos: el peso y el tamaño. Un banco de energía de litio con 10.000 mAh puede pesar solo 213 gramos, lo que supone una diferencia importante si buscas portabilidad extrema.
Limitaciones actuales de las baterías de sodio
El talón de Aquiles de esta tecnología es su densidad energética, es decir, la cantidad de energía que puede almacenar por unidad de peso. Aunque las proyecciones indican que podrían alcanzar los 150 Wh/kg para 2025, aún estarían por debajo de las mejores baterías de litio, que superan los 250 Wh/kg.
Esto significa que, para igualar la autonomía, una batería de sodio tiene que ser más grande y pesada. En gadgets donde el espacio y el peso son críticos, como los relojes inteligentes o los auriculares, esto representa una barrera importante.
Comparativa: baterías de sodio vs baterías de litio (LFePO4)
Característica | Baterías de Sodio | Baterías de Litio (LFePO4) |
---|---|---|
Costo | Más bajo | Más alto |
Seguridad | Muy alta | Alta |
Ciclos de recarga | Hasta 5.000 | 2.000 – 3.000 |
Densidad energética | ~150 Wh/kg | 120-160 Wh/kg |
Peso (power bank 9.000 mAh) | 350g | ~213g (10.000 mAh) |
Impacto ambiental | Bajo | Medio |
Como se puede ver, las baterías de sodio sobresalen en seguridad, durabilidad y sostenibilidad, pero a costa de un mayor peso y menor densidad energética.
Futuro prometedor, aunque con pasos progresivos
Empresas como CATL y HiNa Battery ya están impulsando la producción masiva de baterías de sodio para scooters, almacenamiento solar y otras aplicaciones. Aunque el camino hacia su uso en smartphones o portátiles aún es largo, los primeros pasos ya se están dando con gadgets menos exigentes.
A medida que mejore la tecnología, veremos una reducción del tamaño y un incremento de la eficiencia, lo que podría abrir la puerta a más usos cotidianos. Como consumidores, estar atentos a estos avances puede ayudarnos a elegir mejor y ahorrar a largo plazo.