La carne cultivada está cada vez más cerca de ser una opción real en los supermercados europeos. Pero, a pesar del entusiasmo de algunas startups y del creciente interés por alternativas sostenibles a la carne tradicional, a agosto de 2025 aún no hay ningún producto aprobado para el consumo humano en la Unión Europea. Vamos a repasar qué es la carne cultivada, en qué punto está el proceso regulatorio, quiénes son los principales actores implicados y cuándo podría llegar finalmente al mercado.

¿Qué es la carne cultivada?

La carne cultivada, también conocida como carne de laboratorio o carne celular, se produce a partir de células animales que se cultivan en un entorno controlado, sin necesidad de criar o sacrificar animales. Para imaginarlo de forma sencilla: es como plantar una semilla en una maceta en vez de cultivar un campo entero. A partir de una pequeña muestra celular se puede generar tejido muscular en biorreactores, un proceso que simula lo que ocurre naturalmente dentro del cuerpo del animal.

La promesa de este tipo de carne es enorme: menor impacto ambiental, ausencia de sufrimiento animal, menor uso de tierra y agua, y posibilidad de controlar de forma precisa su composición nutricional. Pero su camino hacia nuestros platos es todo menos sencillo.

El proceso regulatorio en la UE

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es la encargada de evaluar la seguridad de todos los «nuevos alimentos» (aquellos que no se consumían de forma significativa antes de mayo de 1997). La carne cultivada entra en esta categoría, y para comercializarse debe superar una evaluación científica rigurosa.

Este proceso implica presentar un expediente completo con datos sobre la composición del producto, su proceso de producción, toxicidad, alergenicidad y otros factores de seguridad. La EFSA dispone de un plazo inicial de nueve meses para evaluar cada solicitud, aunque puede extenderse si necesita información adicional.

En febrero de 2025, entraron en vigor nuevas guías actualizadas por la EFSA, que clarifican los requisitos específicos para alimentos derivados de cultivo celular. Este marco regulatorio más afinado busca acelerar las aprobaciones, sin comprometer la seguridad.

Solicitudes ya en marcha

A pesar de que no hay aprobaciones definitivas, el proceso está en marcha:

  • Gourmey, una startup francesa, fue la primera en presentar una solicitud oficial en septiembre de 2024, para un foie gras cultivado a partir de células de pato.
  • En enero de 2025, la empresa holandesa Mosa Meat envió su solicitud para grasa de res cultivada, marcando el inicio del proceso para productos de vacuno.
  • Otras empresas como la checa Mewery, que ha desarrollado una tecnología que combina células porcinas con microalgas en biorreactores solares, también están avanzando en el desarrollo y escalado, aunque sin solicitud oficial confirmada hasta ahora.

Estas aplicaciones están siendo evaluadas, pero según los registros públicos, ninguna ha recibido aún el visto bueno final.

Apoyo financiero y político

La Unión Europea ha empezado a mostrar un respaldo claro al sector. En julio de 2025, la UE invirtió 3,3 millones de dólares en Mewery, con el objetivo de escalar su tecnología. Este tipo de financiación pública es una señal importante de que Bruselas ve potencial en esta industria, tanto en términos de sostenibilidad como de competitividad frente a mercados como el estadounidense, donde ya se han aprobado productos de carne cultivada.

Obstáculos en el camino

A pesar del apoyo institucional, hay resistencia política y cultural. Algunos países miembros, como Francia, han expresado su oposición abierta. En 2023, la Asamblea Nacional francesa prohibió servir carne cultivada en cantinas escolares, alegando razones culturales y de «defensa de la tradición gastronómica».

A esto se suma que el proceso de aprobación es técnicamente complejo y puede llevar más tiempo del previsto. La EFSA prioriza la seguridad, y la recopilación de datos necesarios para demostrar que el producto es inocuo puede alargarse considerablemente.

¿Cuándo podría estar disponible?

Aunque no hay fechas oficiales, muchos expertos estiman que los primeros productos podrían estar disponibles en Europa entre 2026 y 2027, si las solicitudes actuales superan con éxito las evaluaciones de seguridad.

Ya hay precedentes en otros países: en Estados Unidos y Singapur, ciertos tipos de carne cultivada han sido aprobados y comercializados en restaurantes. Eso sí, siguen siendo productos de nicho, con precios elevados y disponibilidad limitada.

Más allá del filete

No todos los productos buscan imitar un filete tradicional. Muchas de las primeras propuestas se centran en ingredientes funcionales, como grasa o paté, que pueden utilizarse en alimentos procesados o mezclarse con carne convencional. Esto permite una entrada gradual al mercado y evita la necesidad de reproducir estructuras complejas desde el inicio.

De hecho, algunos actores apuestan por una transición híbrida, combinando carne cultivada con vegetales o ingredientes fermentados, lo que podría facilitar la aceptación del público y reducir costes.

Un cambio que se cocina lento

La carne cultivada tiene el potencial de transformar la forma en que producimos y consumimos proteína animal, pero su llegada a los hogares europeos dependerá tanto de la ciencia como de la regulación y la cultura. Por ahora, el «filete sin vaca» sigue siendo una promesa en fase de evaluación, aunque cada vez más cercana.

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