Un grupo de investigadores militares chinos ha desarrollado una simulación de laboratorio que plantea un escenario inquietante: varios misiles nucleares impactando en un mismo punto con una diferencia de tiempo casi nula. El estudio, publicado en la revista Explosion and Shock Waves, explora por primera vez el efecto multiplicador que podría lograrse mediante detonaciones nucleares secuenciales y coordinadas sobre objetivos subterráneos endurecidos.

Durante décadas, los análisis sobre ataques nucleares contra búnkeres se habían basado en un único impacto de gran potencia. Sin embargo, la evolución del armamento nuclear está cambiando esa lógica. Nuevas ojivas de bajo rendimiento pero alta precisión, como las que ya forman parte de los arsenales de Estados Unidos y Rusia, permiten desplegar múltiples vehículos de reentrada que pueden dirigirse hacia un mismo blanco con precisión milimétrica.

Este estudio chino abre la puerta a entender cómo la combinación de varios impactos puede aumentar de forma significativa el daño estructural a instalaciones subterráneas, superando lo que podría lograrse con una sola explosión.

Coordinación precisa para un efecto multiplicador

La clave del estudio está en analizar el efecto sinérgico de tres detonaciones nucleares que impactan en el mismo lugar en rápida sucesión. Los resultados mostraron que este tipo de ataque coordinado puede cuadruplicar el área de destrucción en comparación con un solo impacto.

El fenómeno se explica de forma similar a lo que ocurre cuando se lanza una piedra en un estanque. Una única piedra genera ondas concéntricas, pero si se lanzan varias al mismo punto de forma secuencial y medida, las ondas se refuerzan entre sí, generando un efecto mucho más disruptivo. En el contexto nuclear, esas «ondas» son las ondas de choque y cráteres subterráneos que se amplifican al interactuar.

El equipo, dirigido por el profesor Xu Xiaohui de la Universidad de Ingeniería del Ejército Popular de Liberación en Nanjing, analizó cómo estas explosiones coordinadas pueden penetrar capas profundas de tierra reforzada y estructuras de concreto blindado. La expansión de la zona de daño en superficie pasó de unos 6.600 metros cuadrados a más de 79.000, un aumento significativo incluso con una carga reducida de solo cinco kilotones.

Simulaciones en laboratorio: ciencia a escala reducida

El gran desafío que enfrentan todos los países es la imposibilidad práctica de realizar ensayos nucleares reales que simulen múltiples detonaciones en tiempo y espacio tan precisos. Para sortear este obstáculo, el equipo chino diseñó una solución basada en la teoría de similitud, un principio físico que permite replicar fenómenos a gran escala usando experimentos más pequeños y seguros.

En este caso, se empleó una cámara de vacío y un sistema de cañón de gas de alta presión de dos etapas. Este dispositivo dispara proyectiles diminutos hacia esferas de vidrio presurizadas con gases que simulan las condiciones de una explosión nuclear. Aunque el experimento es minúsculo en comparación con una detonación real, la dinámica del proceso replica de manera fiable los efectos de una explosión subterránea múltiple.

Este enfoque permite realizar pruebas frecuentes, a bajo coste y con alta precisión, ofreciendo a los investigadores una herramienta poderosa para estudiar distintos escenarios de ataque.

Implicaciones estratégicas y posibles usos

Este avance no implica necesariamente un cambio inmediato en la doctrina militar china, pero sí refleja un creciente interés en desarrollar capacidades para neutralizar instalaciones subterráneas reforzadas, como centros de comando, arsenales o laboratorios protegidos. En el escenario geopolítico actual, donde muchos países ocultan sus activos más estratégicos bajo tierra, la capacidad de penetrar y destruir esos objetivos se vuelve cada vez más crucial.

La investigación también podría influir en futuras decisiones sobre el diseño de armas nucleares, apuntando a un enfoque más quirúrgico y coordinado en lugar de recurrir exclusivamente a explosiones de gran potencia. Esto se alinea con una tendencia mundial hacia el desarrollo de armamento más preciso y modular.

Por otra parte, este tipo de estudios podrían ser utilizados como elementos disuasorios, mostrando capacidad técnica sin necesidad de realizar pruebas nucleares reales, lo cual sigue siendo un tema altamente regulado y políticamente sensible en el marco del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares.

Un paso más en la evolución del armamento nuclear

La simulación desarrollada por Xu Xiaohui y su equipo demuestra que los ataques nucleares no tienen que depender únicamente de la potencia bruta. La ciencia detrás de las explosiones puede optimizarse mediante la coordinación y la ingeniería avanzada, abriendo nuevas posibilidades en el diseño de estrategias ofensivas y defensivas.

Este tipo de avances recuerdan que, incluso en un mundo que busca estabilidad, la carrera tecnológica en defensa sigue activa. Y aunque el objetivo de muchos tratados internacionales es minimizar el riesgo nuclear, la investigación científica —como esta— continúa explorando los límites de lo posible.

China experimenta con ataques nucleares simultáneos para aumentar la destrucción

Un grupo de investigadores militares chinos ha desarrollado una simulación de laboratorio que plantea un escenario inquietante: varios misiles nucleares impactando en un mismo punto con una diferencia de tiempo casi nula. El estudio, publicado en la revista Explosion and Shock Waves, explora por primera vez el efecto multiplicador que podría lograrse mediante detonaciones nucleares secuenciales y coordinadas sobre objetivos subterráneos endurecidos.