Tu teléfono móvil es una herramienta imprescindible en el día a día, pero si notas que la batería se agota cada vez más rápido, puede que no sea solo culpa del tiempo: muchas veces, nuestros hábitos contribuyen al desgaste prematuro de la batería. La buena noticia es que haciendo algunos cambios sencillos puedes prolongar la vida útil de la batería y evitar sorpresas desagradables.

A continuación te comparto una guía práctica con los errores más comunes y cómo corregirlos para que tu teléfono dure más tiempo sin necesidad de pasar por el cargador cada pocas horas.

Ignorar las funciones de protección de batería

Cargar el teléfono hasta el 100% puede parecer lo lógico, pero mantenerlo al máximo durante largos periodos deteriora las baterías de iones de litio, que son las que usan la mayoría de los smartphones actuales. Cuando el móvil permanece al 100%, las celdas se mantienen en una tensión alta constante, algo que acelera el desgaste.

Hoy en día, tanto Android como iPhone ofrecen funciones para reducir este impacto. En móviles Android, puedes encontrar opciones como Protección de batería o Optimización de carga, que limitan la carga al 80%. En algunos modelos como los Samsung Galaxy, el sistema incluso aprende tus horarios y termina de cargar justo antes de que suene tu despertador.

En iPhone, la función Carga optimizada funciona de forma similar, y desde el modelo iPhone 15 es posible incluso fijar un tope de carga entre 80% y 100%.

Activa estas funciones desde los ajustes del sistema para que tu móvil cuide automáticamente su batería sin que tengas que pensar en ello cada vez que lo cargas.

Dejar que la batería llegue al 0% frecuentemente

Permitir que tu teléfono se apague por quedarse sin batería también es perjudicial. Aunque puede parecer eficiente usarlo hasta el último porcentaje, llevar la carga al mínimo de forma recurrente genera estrés innecesario en las celdas.

Lo ideal es mantener el nivel de carga entre el 20% y el 80%. Si bien no pasa nada si alguna vez se apaga por completo, no debería ser una rutina. Piensa en tu batería como una goma elástica: si la estiras al máximo y luego la sueltas completamente muchas veces, terminará perdiendo elasticidad.

Usar el móvil bajo temperaturas extremas

Las temperaturas extremas, tanto el calor como el frío, son enemigos naturales de la batería. Usar el móvil bajo el sol directo durante un día caluroso o tomar fotos con él en la nieve puede hacer que el rendimiento caiga en picado o incluso que se apague de repente.

Por ejemplo, Apple recomienda usar el iPhone entre 0°C y 35°C. Si se sobrecalienta, el sistema puede detener la carga como medida de protección. En el frío extremo, puede que el porcentaje de batería baje en segundos o que el móvil se apague pese a mostrar aún carga disponible.

Evita dejar tu teléfono en el coche al sol o usarlo al aire libre en condiciones extremas durante mucho tiempo. Si lo necesitas, intenta mantenerlo cerca del cuerpo o en un lugar protegido.

Cargar con cables, cargadores o baterías externas no certificadas

Comprar cargadores baratos en tiendas sin reputación puede parecer una ganga, pero muchos de ellos no regulan bien la tensión eléctrica, lo que puede provocar sobrecalentamiento o incluso dañar tu móvil.

Lo mismo ocurre con cables USB-C que, aunque encajen, no siempre garantizan la misma velocidad ni seguridad de carga. Algunos transmiten solo 2.5W cuando tu móvil puede soportar 60W o más. Esa diferencia no solo hace que cargue lento, sino que puede provocar fluctuaciones peligrosas.

Las power banks de baja calidad también suponen un riesgo. Para evitar sustos, elige marcas reconocidas como Anker, Belkin o UGREEN, que ofrecen accesorios certificados, eficientes y con buena relación calidad-precio.

Usar el teléfono intensamente mientras se carga

No es malo usar el móvil mientras se carga, pero todo depende de cómo lo uses. Si estás viendo videos en 4K, jugando a juegos exigentes o grabando vídeos largos mientras cargas, el dispositivo genera calor adicional. Sumado al calor de la propia carga, la temperatura puede subir demasiado.

Ese exceso de calor es uno de los factores que más deteriora las baterías. Además, cuando estás usando activamente el móvil, este limita la velocidad de carga para protegerse, así que también tarda más en llegar al 100%.

Si quieres una carga más rápida y segura, déjalo en reposo o úsalo solo para tareas livianas como leer mensajes o escuchar música.

No actualizar el sistema operativo

Cada actualización de software en Android o iOS no solo trae novedades visuales: muchas veces, también incluyen mejoras en el consumo energético y gestión de tareas en segundo plano.

Si no actualizas, es probable que el sistema esté usando más energía de la necesaria, lo que te obliga a cargar más seguido y, por ende, agotas más ciclos de carga. A la larga, esto impacta directamente en la salud de la batería.

Por ejemplo, los iPhone más antiguos pierden alrededor del 20% de capacidad tras 500 ciclos completos de carga. En cambio, los más nuevos como el iPhone 15, aguantan hasta 1.000 ciclos antes de sufrir ese mismo desgaste.

Actualizar regularmente ayuda a que el teléfono funcione de forma más eficiente y evita que la batería envejezca antes de tiempo.


Pequeños cambios en nuestros hábitos pueden marcar una gran diferencia en el rendimiento a largo plazo del teléfono. Con algo de atención a cómo lo cargas, qué accesorios usas y cómo lo proteges, tu batería puede durar muchos más años en buen estado.

El Internet de los bosques: detectando incendios antes de que haya humo

¿Y si te digo que pronto los árboles podrían avisarnos de un incendio antes de que siquiera veamos oímos humo? Suena a cuento, pero ya hay sensores que “huelen” gases como monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles y hasta hidrógeno, detectando un incendio incluso en sus primeras chispas.