Meta ha dado un nuevo paso en su estrategia de integrar inteligencia artificial en todos sus productos, y esta vez le ha tocado el turno a Facebook Dating, la plataforma de citas integrada en la red social. El objetivo es claro: utilizar la IA para hacer que encontrar pareja sea menos frustrante, más personalizado y, sobre todo, más eficiente.

Con la incorporación de un asistente virtual, los usuarios pueden recibir ayuda directa para optimizar su experiencia en la aplicación. Este chatbot no solo sugiere mejoras en los perfiles, sino que también puede recibir comandos personalizados como «busca una chica de Brooklyn que trabaje en tecnología», ofreciendo así resultados que se alinean con intereses o preferencias muy específicas. Es una forma de traducir lo que uno tiene en mente en filtros dinámicos mucho más útiles que los formularios tradicionales.

El antídoto contra el agotamiento por deslizamiento

Meta también ha lanzado una función llamada Meet Cute, pensada para combatir la llamada «fatiga del deslizamiento», ese cansancio que sienten muchos usuarios tras horas de pasar perfiles sin resultados satisfactorios. Meet Cute propone una cita sorpresa cada semana, seleccionada algorítmicamente en función del comportamiento y las preferencias del usuario.

Esta estrategia busca recuperar la sensación de espontaneidad que tenía conocer a alguien en la vida real. Es como cuando un amigo te presenta a alguien porque piensa que harían buena pareja: puede no ser perfecto sobre el papel, pero hay algo en la intuición humana—o en este caso, en la del algoritmo—que podría funcionar.

Un movimiento necesario frente a la competencia

Aunque Meta celebra un aumento del 10% interanual en coincidencias entre usuarios de 18 a 29 años, su volumen sigue siendo modesto en comparación con gigantes del sector como Tinder, con unos 50 millones de usuarios activos diarios, o Hinge, con 10 millones. Aún así, la apuesta de Facebook por la IA refleja una tendencia que ya es norma en el mundo de las citas digitales.

Plataformas emergentes como Sitch también están apostando por la inteligencia artificial como elemento diferenciador. Incluso los grandes actores, como Match Group (propietaria de Tinder, Hinge y OKCupid), han invertido más de 20 millones de dólares en herramientas de IA, incluyendo una colaboración con OpenAI. Esta inversión ha dado lugar a funciones como selección automática de fotos de perfil y mejoras en las respuestas de los usuarios a través de inteligencia artificial.

La visión futurista de las citas

No se trata solo de optimizar perfiles o sugerir parejas: algunas voces de la industria, como la fundadora de Bumble, Whitney Wolfe Herd, han planteado la posibilidad de tener concierges de IA que incluso podrían «salir» con otras IA para evaluar compatibilidades antes de una cita real. Si bien esta idea parece sacada de una novela de ciencia ficción, no está tan lejos de la lógica que está construyendo el sector.

Imagina que tu asistente digital conoce tus gustos mejor que tú mismo, y que podría negociar y filtrar citas potenciales antes de que siquiera tengas que leer una biografía. Esto podría ahorrar tiempo, pero también plantea preguntas éticas sobre autenticidad y conexión humana.

La delgada línea entre eficiencia y despersonalización

La tecnología promete ayudarnos a encontrar el amor de forma más precisa, pero también corre el riesgo de convertir el proceso en una experiencia deshumanizada. El equilibrio está en usar estas herramientas como apoyo, no como sustituto de la interacción real.

Si la IA puede ayudarte a romper el hielo, a mostrar lo mejor de ti o a evitar la frustración de los encuentros fallidos, entonces cumple una función positiva. Pero si termina tomando todas las decisiones, incluso con quién salir, puede que estemos dejando el corazón en manos del algoritmo.

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