El litio, apodado el “oro blanco” de la transición energética, no solo proviene de salares o minas a cielo abierto. También está escondido en lugares tan cercanos como cajones, garajes y trasteros llenos de dispositivos olvidados. El concepto de minas urbanas de litio consiste en recuperar este material a partir de residuos tecnológicos —principalmente baterías de iones de litio— para darles una segunda vida y disminuir la presión sobre la minería tradicional.

¿Qué son las minas urbanas de litio?

Imagina que tu ciudad es una mina invisible, donde en lugar de perforadoras se utilizan sistemas de reciclaje y procesos industriales avanzados. Las minas urbanas son, en esencia, la recuperación de litio y otros metales valiosos a partir de productos ya fabricados que han llegado al final de su vida útil.

Móviles antiguos, patinetes eléctricos averiados, portátiles arrinconados o bicicletas eléctricas fuera de servicio son auténticos “filones” en miniatura. Si se gestionan de forma adecuada, las baterías usadas pueden devolver no solo litio, sino también cobalto, níquel, aluminio y grafito. Así, se reduce la extracción de recursos vírgenes y se minimiza el riesgo ambiental de residuos peligrosos.

Reciclaje integral: cerrar el ciclo de las baterías

El corazón de esta estrategia es el reciclaje integral, que no se limita a desechar de forma segura, sino a extraer el máximo posible de materiales reutilizables para fabricar nuevas baterías.

Principales métodos de reciclaje

  • Hidrometalurgia: utiliza soluciones químicas para disolver y extraer metales. Ofrece altos niveles de recuperación, aunque con un consumo energético considerable.
  • Pirometalurgia: funde los componentes a altas temperaturas. Es eficaz para ciertos metales como el cobalto, pero su huella de carbono es más alta.
  • Reciclaje directo: tecnología emergente que conserva parte de la estructura del cátodo, reduciendo el gasto energético y mejorando la eficiencia.

El potencial es enorme, pero el reciclaje real aún es limitado: en la Unión Europea y Estados Unidos, las tasas apenas alcanzan el 1%, principalmente por la falta de tecnología asequible, infraestructura y modelos de negocio viables.

Casos que marcan el camino

España: Novolitio

En Castilla y León se construye la primera planta ibérica de reciclaje de baterías de litio para vehículos eléctricos. Se estima que en 12 años España generará unas 35.000 toneladas anuales de este tipo de residuos, lo que hace urgente contar con instalaciones de este tipo.

Argentina: Sol.Ar

Esta compañía fabrica baterías de litio-ferro-fosfato usando materiales recuperados, orientándose a la movilidad ligera —como bicicletas y scooters— y al sector de dispositivos médicos. Además, en el país se exploran proyectos de biominería para extraer litio de residuos electrónicos.

Investigación avanzada

Instituciones como CIC energiGUNE desarrollan métodos de reciclaje directo que aumentan la eficiencia y reducen el impacto ambiental, sentando bases para un aprovechamiento más inteligente de los recursos.

Beneficios ambientales y sociales

  • Menor dependencia de la minería primaria: se reducen las explotaciones a cielo abierto y el uso intensivo de agua en salares.
  • Reducción de residuos peligrosos: una batería mal gestionada puede filtrar compuestos contaminantes al suelo y al agua.
  • Impulso a la economía verde: creación de empleos en plantas de reciclaje, empresas logísticas y centros de investigación.

Los retos que persisten

  • Altos costes operativos: la rentabilidad depende del precio de los metales recuperados y del volumen procesado.
  • Infraestructura insuficiente: falta de redes de recolección y tratamiento en la mayoría de países.
  • Marco regulatorio débil: muchas normativas de residuos electrónicos no incluyen disposiciones claras para las baterías de litio.
  • Demanda en aumento: la Agencia Internacional de la Energía prevé que la demanda de litio se multiplique por 40 para 2040, lo que mantendrá activa la minería primaria.

Un futuro con ciudades-mina

El mercado global del reciclaje de baterías de litio podría alcanzar los 23.210 millones de dólares en 2032, con un crecimiento anual superior al 22%. Para aprovechar esta oportunidad, será esencial:

  • Invertir en tecnologías de reciclaje directo más eficientes.
  • Mejorar la logística urbana de recolección de baterías.
  • Establecer incentivos fiscales y leyes que involucren tanto a fabricantes como a consumidores.
  • Fomentar la educación ciudadana sobre el valor de estos materiales.

Las minas urbanas de litio no sustituirán por completo a la minería tradicional, pero sí pueden reducir significativamente su impacto, transformando nuestras ciudades en centros activos de recuperación y reutilización de recursos estratégicos.

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