La industria de la inteligencia artificial se encuentra en plena transformación, y uno de los movimientos más significativos lo está protagonizando OpenAI, la empresa responsable de ChatGPT, al comenzar el desarrollo de su propio chip de inteligencia artificial. Esta decisión marca un paso clave en su estrategia para reducir su dependencia de terceros como Nvidia, cuya hegemonía en el sector de los chips ha generado cuellos de botella globales en la cadena de suministro.
OpenAI no está sola en esta carrera. El interés por diseñar chips propios se ha convertido en una tendencia entre los gigantes tecnológicos, como Amazon, Meta y Microsoft, que buscan controlar más aspectos de su infraestructura tecnológica. Pero lo que diferencia el caso de OpenAI es el acuerdo de colaboración con Broadcom, una alianza que se estima tiene un valor de 10.000 millones de dólares.
Cómo se llegó a este punto: el cuello de botella de los chips
Los chips GPU, originalmente concebidos para mejorar los gráficos en videojuegos, se han convertido en el corazón de los sistemas de IA generativa. Estos chips son los encargados de ejecutar las complejas operaciones matemáticas necesarias para que modelos como GPT, Claude o Gemini puedan “pensar” y generar texto, imágenes o incluso código.
En este contexto, Nvidia ha tomado una posición dominante con sus chips A100 y H100, utilizados masivamente por las principales compañías tecnológicas. Sin embargo, esa concentración ha provocado una situación de dependencia y saturación: los pedidos de chips pueden tardar meses en ser entregados, y sus precios han alcanzado niveles desorbitados. Es como si todo el mundo necesitara el mismo tipo de batería para encender su coche, pero solo hubiera un puñado de fábricas capaces de producirlas.
Este desequilibrio ha motivado que empresas como OpenAI busquen alternativas internas. Tener su propio chip no solo garantiza disponibilidad y control sobre su rendimiento, sino que también representa un ahorro potencial a largo plazo y una mayor personalización para las necesidades específicas de sus modelos.
La alianza con Broadcom: un acuerdo millonario y estratégico
Según informes del Financial Times y confirmaciones del Wall Street Journal, OpenAI está trabajando con Broadcom en el diseño y la producción de un chip de IA personalizado que será utilizado exclusivamente para operaciones internas. Esto significa que no saldrá al mercado para otras empresas, al menos por ahora. La producción en masa comenzará en 2026, con la intención de integrar estos chips en sus centros de datos y así alimentar sus propios modelos de lenguaje sin depender de proveedores externos.
Broadcom no es un actor menor en este escenario. La empresa ha experimentado un crecimiento notable, alcanzando una valoración superior al billón de dólares, y mantiene relaciones comerciales con empresas como Google, Meta y ByteDance. La elección de OpenAI de asociarse con Broadcom no solo responde a la capacidad técnica del fabricante, sino también a una estrategia de largo plazo para asegurarse una fuente confiable y personalizada de hardware.
Fabricación y expansión en Estados Unidos
Para la producción física de los chips, también se menciona la participación de TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), uno de los mayores fabricantes del mundo. TSMC ha invertido recientemente 100 millones de dólares en infraestructuras de fabricación en EE.UU., lo que apunta a una estrategia de relocalización industrial que puede ser clave en medio de las tensiones geopolíticas actuales y los riesgos de la cadena de suministro internacional.
Autonomía energética y necesidades de infraestructura
Otro factor que presiona este cambio es el creciente consumo energético de los modelos de inteligencia artificial. Alimentar grandes centros de datos no solo requiere chips eficientes, sino también soluciones que permitan controlar el consumo eléctrico y el uso de recursos como el agua. Contar con chips diseñados específicamente para las cargas de trabajo propias de OpenAI puede ayudar a optimizar estos consumos y reducir el impacto ambiental.
Es un paso comparable a que una panadería decidiera fabricar su propio horno, en lugar de depender de modelos estándar que no siempre responden a sus necesidades de producción o eficiencia energética.
Un movimiento que redefine el panorama de la IA
El desarrollo de chips propios por parte de OpenAI no es una jugada aislada, sino parte de un cambio más amplio en la industria tecnológica. Lo que antes parecía un terreno exclusivo de gigantes como Intel o Nvidia, ahora es una prioridad estratégica para cualquier empresa que desee tener un papel protagonista en el futuro de la IA.
Además, esta tendencia se alimenta de los altos costes y las demoras en el suministro de chips, que han puesto de manifiesto la necesidad de alternativas más controlables y eficientes. Si bien el camino hacia la producción de chips personalizados es complejo, caro y lleno de riesgos, los beneficios a medio y largo plazo son difíciles de ignorar.
Implicaciones futuras: ¿vendrá OpenAI a competir también en hardware?
Aunque por ahora OpenAI planea usar estos chips solo de forma interna, el hecho de desarrollar una tecnología propia siempre abre la puerta a nuevas oportunidades. No sería sorprendente que, una vez consolidada su capacidad de producción y ajustado su diseño, considere comercializar estos chips o licenciar su tecnología a otras empresas interesadas en ejecutar modelos similares sin depender de Nvidia.
Ese giro convertiría a OpenAI no solo en una empresa de software de IA, sino también en un actor relevante en la industria del hardware, lo que reconfiguraría su posición en el ecosistema tecnológico global.