En el escenario actual dominado por grandes compañías tecnológicas, Suiza ha decidido tomar un camino diferente. Lejos de depender exclusivamente de modelos comerciales como los de OpenAI o Google, el país alpino ha desarrollado Apertus, su propio modelo de lenguaje de gran escala (LLM, por sus siglas en inglés). La iniciativa no es de una empresa, sino de un conjunto de instituciones públicas: el Instituto Federal Suizo de Tecnología de Lausana (EPFL), ETH Zurich y el Centro Nacional Suizo de Supercomputación (CSCS).
La propuesta no busca competir en volumen ni en espectáculo, sino en valores: transparencia, accesibilidad y cumplimiento normativo. Apertus es, ante todo, un proyecto pensado para el interés público, una infraestructura digital construida con la misma filosofía que se usa para las carreteras o el agua potable: que sea para todos.
Apertus: abierto por dentro y por fuera
A diferencia de muchos modelos comerciales que funcionan como «cajas negras», Apertus permite a cualquier persona inspeccionar cada aspecto de su proceso de entrenamiento. Desde los datasets utilizados hasta el código fuente del entrenamiento, todo está disponible para consulta, adaptación y reutilización.
El nombre mismo del modelo, «Apertus» (palabra en latín que significa «abierto»), ya da pistas sobre su filosofía. Esta apertura total no solo está pensada para investigadores o programadores, sino también para empresas, instituciones educativas e incluso entusiastas que quieran experimentar con la tecnología.
Datos públicos y respeto a la privacidad
Uno de los aspectos más destacados de Apertus es su compromiso con las leyes suizas de protección de datos y derechos de autor, unas de las más estrictas de Europa. En su proceso de entrenamiento, solo se utilizó información públicamente disponible, y sus rastreadores (web crawlers) respetaron las solicitudes de exclusión especificadas en los sitios web mediante mecanismos como el robots.txt o etiquetas de opt-out legibles por máquinas.
Este enfoque contrasta con algunas prácticas de empresas como Perplexity o incluso OpenAI, que han sido acusadas de extraer contenido de sitios web sin autorización o de ignorar mecanismos de exclusión. En algunos casos, esto ha derivado en demandas por parte de medios de comunicación y creadores de contenido.
En este contexto, Apertus se posiciona como una opción viable para empresas que necesitan cumplir con regulaciones europeas de protección de datos, como las entidades bancarias suizas, que ya habían manifestado su interés en un modelo de IA local y compatible con las exigencias legales del país.
Multilingüe por naturaleza
Uno de los grandes logros de Apertus es su diversidad lingüística. El modelo fue entrenado con 15 billones de tokens que abarcan más de 1.000 idiomas, de los cuales el 40% no está en inglés. Esto lo convierte en una herramienta especialmente útil para países y regiones con idiomas minoritarios o poco representados en la tecnología dominante.
En el caso de Suiza, esto incluye lenguas como el alemán suizo y el romanche, lo que permite a instituciones y ciudadanos desarrollar aplicaciones digitales en su idioma materno, algo poco frecuente en otros modelos globales. Este enfoque también refuerza la inclusión y preservación cultural, mostrando que la IA también puede servir para proteger la diversidad lingüística.
Dos versiones para diferentes necesidades
Apertus no es un modelo único, sino que viene en dos tamaños: uno de 8.000 millones de parámetros y otro de 70.000 millones. Esta doble versión permite adaptarse a distintos tipos de usuarios.
El modelo más pequeño puede ser ejecutado con recursos computacionales más modestos, ideal para universidades, pymes o desarrolladores individuales. El modelo mayor, en cambio, ofrece más capacidad y precisión, adecuado para usos corporativos o investigaciones avanzadas.
Ambos están disponibles a través de Swisscom, el operador tecnológico suizo, y también mediante Hugging Face, la conocida plataforma de distribución de modelos de IA. Esto garantiza un acceso amplio y sencillo, sin barreras innecesarias.
Una IA al servicio del bien común
Detrás de Apertus hay una idea simple pero poderosa: que la inteligencia artificial no debe ser un lujo ni una amenaza, sino una herramienta pública y responsable. Joshua Tan, uno de los defensores del concepto de «IA como infraestructura pública», resume esta filosofía al afirmar que modelos como Apertus deben considerarse tan esenciales como la electricidad o el transporte.
Y es que no se trata solo de generar chatbots o asistentes virtuales. Apertus puede utilizarse para desarrollar traductores automáticos, plataformas educativas, sistemas de entrenamiento profesional y muchas otras aplicaciones que beneficien a la sociedad sin depender de proveedores externos.
Este enfoque recuerda al de las bibliotecas públicas: espacios donde el conocimiento está disponible para quien lo necesite, sin importar su poder adquisitivo ni su afiliación comercial. En un ecosistema digital cada vez más cerrado, la existencia de alternativas abiertas como Apertus es una brisa de aire fresco.