Imagina un cirujano que no tiembla, que no se fatiga tras horas de intervención y que puede realizar cortes con una precisión milimétrica guiado por tecnología. Esa es la realidad que representa la robótica quirúrgica, una de las aplicaciones más visibles de la tecnología en el ámbito médico. El sistema quirúrgico Da Vinci, por ejemplo, lleva años apoyando procedimientos complejos como laparoscopias con una precisión inalcanzable para el pulso humano.

A pesar de que su alto costo limita su presencia en países como Colombia, la investigación apunta hacia una nueva generación de microrrobots quirúrgicos que podrán ser ingeridos en forma de cápsula y dirigidos a distancia, abriendo la posibilidad de tratar directamente las células enfermas. Aunque la fabricación de motores a esa escala representa un reto, los primeros resultados son alentadores y podrían reemplazar tratamientos invasivos como la quimioterapia convencional.

Impresión 3D: diseño personalizado desde el laboratorio

Uno de los ejemplos más tangibles del avance tecnológico es la impresión 3D aplicada a la medicina. Desde Medellín, ingenieros de la Universidad EAFIT han trabajado en la fabricación de implantes craneales a medida utilizando titanio y plásticos biocompatibles. A partir de una tomografía, el equipo modela la pieza en 3D con detalles anatómicos del paciente, produciendo un prototipo que posteriormente es validado por el médico tratante.

Este proceso no solo optimiza la intervención quirúrgica, sino que reduce complicaciones postoperatorias. También se han desarrollado simuladores para que los especialistas practiquen los procedimientos con escenarios realistas, disminuyendo el margen de error y promoviendo la formación continua.

Inteligencia artificial y big data: diagnósticos en tiempo real

La inteligencia artificial (IA) combinada con el big data está transformando la forma en que se diagnostican enfermedades. A través del análisis de historias clínicas digitales, los sistemas pueden detectar patrones que se escapan al ojo humano. Estos patrones permiten anticiparse a enfermedades crónicas, personalizar tratamientos e incluso prever complicaciones quirúrgicas.

Los datos ya no están guardados en carpetas físicas, sino en la nube, accesibles desde cualquier parte del mundo. Esto favorece una atención continua y remota, y facilita la investigación sobre salud pública al identificar tendencias en grandes poblaciones.

Medicina personalizada y secuenciación genética

Cada cuerpo es un universo diferente, y la medicina personalizada busca adaptarse a esa realidad. Gracias a la secuenciación del ADN, es posible detectar enfermedades con una sola gota de sangre y conocer la predisposición genética de un paciente ante ciertos tratamientos. Con esta información, los fármacos pueden fabricarse según las necesidades específicas del paciente.

La impresión 3D también ha llegado a la industria farmacéutica, permitiendo crear medicamentos con dosis y composiciones personalizadas. Este enfoque mejora la eficacia del tratamiento y minimiza efectos secundarios, algo que la medicina tradicional basada en «tallas únicas» no puede ofrecer.

Internet de las cosas y tecnologías portables

Un simple reloj inteligente puede ser mucho más que un accesorio: se convierte en un sensor médico de bolsillo. Gracias al internet de las cosas (IoT), estos dispositivos recopilan información en tiempo real sobre el estado fisiológico del usuario, desde su ritmo cardíaco hasta la temperatura corporal, y la transmiten al personal médico de forma automática.

Esto permite un monitoreo remoto, especialmente útil en pacientes con enfermedades crónicas o que viven en zonas rurales. A su vez, toda esa información alimenta sistemas de IA que pueden sugerir ajustes en el tratamiento o alertar sobre posibles emergencias, todo sin necesidad de una visita presencial al hospital.

Realidad virtual y aumentada: entrenamiento y planificación quirúrgica

Las realidades virtual y aumentada no solo sirven para videojuegos o simuladores de vuelo: en medicina permiten entrenar a los especialistas y planificar intervenciones con una precisión nunca antes vista. Antes de tocar al paciente, el cirujano puede «entrar» virtualmente al cuerpo, observar el órgano a intervenir y simular distintos escenarios para tomar decisiones informadas.

Estas tecnologías son especialmente valiosas en procedimientos de alta complejidad, como las cirugías estereotáxicas donde se requiere una precisión tridimensional absoluta para alcanzar puntos específicos del cerebro. También han facilitado la colaboración remota entre médicos de distintas partes del mundo, haciendo que la distancia deje de ser un obstáculo.

Un futuro que ya está en marcha

Aunque muchas de estas innovaciones tienen su origen en países con mayor capacidad de inversión, en Colombia ya se observan avances concretos liderados por universidades como EAFIT y alianzas con hospitales locales. El objetivo común es claro: mejorar la calidad de vida de los pacientes, optimizar los recursos del sistema de salud y reducir el error humano.

La medicina del futuro no es ciencia ficción. Ya está en proceso de implementarse con herramientas que hacen posible lo que hace una década parecía imposible. Lo importante será garantizar que estos avances lleguen a todos los rincones, con regulaciones claras y con una mirada ética centrada en el bienestar del ser humano.

Suiza lanza Apertus, su propio modelo de IA de código abierto

En el escenario actual dominado por grandes compañías tecnológicas, Suiza ha decidido tomar un camino diferente. Lejos de depender exclusivamente de modelos comerciales como los de OpenAI o Google, el país alpino ha desarrollado Apertus, su propio modelo de lenguaje de gran escala (LLM, por sus siglas en inglés). La iniciativa no es de una empresa, sino de un conjunto de instituciones públicas: el Instituto Federal Suizo de Tecnología de Lausana (EPFL), ETH Zurich y el Centro Nacional Suizo de Supercomputación (CSCS).