Enviar humanos a Marte no es solo un reto tecnológico, sino también un desafío para la medicina. Mientras que los astronautas en la Estación Espacial Internacional (EEI) pueden contar con comunicación casi inmediata con la Tierra, medicamentos frescos y un plan de evacuación rápido, un viaje al planeta rojo supone meses de aislamiento total. En ese contexto, cuidar la salud de la tripulación sin ayuda externa es una prioridad.
Para enfrentar ese problema, la NASA y Google están colaborando en el desarrollo de un asistente médico con inteligencia artificial llamado Crew Medical Officer Digital Assistant (CMO-DA), una herramienta capaz de guiar a los astronautas en el diagnóstico y tratamiento de problemas de salud cuando no hay un médico a bordo ni posibilidad de comunicarse con la Tierra.
Un asistente con IA pensado para el espacio
CMO-DA es una plataforma multimodal que funciona dentro del entorno de Google Cloud Vertex AI, y puede procesar entradas de voz, texto e imágenes. La idea es que los astronautas puedan describir sus síntomas, mostrar una lesión a través de una imagen o responder preguntas del sistema para llegar a un diagnóstico certero.
El desarrollo de este asistente se está realizando bajo un contrato de suscripción de precio fijo con Google Public Sector. Esto incluye no solo el uso de la nube, sino también la infraestructura para el desarrollo de la aplicación y el entrenamiento de los modelos. La NASA mantiene la propiedad del código fuente, lo que le permite adaptar y evolucionar la herramienta según las necesidades de futuras misiones.
Tres pruebas clave para validar su eficacia
Para poner a prueba el rendimiento de CMO-DA, se simularon tres escenarios médicos: dolor en el tobillo, dolor en el costado y dolor de oído. Tres médicos, uno de ellos astronauta, evaluaron la herramienta en aspectos como:
- Recolección de datos clínicos
- Precisión diagnóstica
- Razonamiento clínico
- Elección del tratamiento
Los resultados fueron prometedores: el sistema acertó en un 88% para la lesión en el tobillo, un 80% para el dolor de oído y un 74% para el dolor en el costado. Aunque no perfectos, estos porcentajes muestran que la IA puede desempeñar un papel importante en situaciones donde no hay profesionales humanos disponibles.
Un camino incremental hacia la autonomía médica espacial
NASA ha adoptado un enfoque progresivo para mejorar este sistema. En su hoja de ruta, ya se considera integrar dispositivos médicos que proporcionen datos fisiológicos en tiempo real, así como entrenar al modelo para que sea consciente del contexto espacial, es decir, que comprenda condiciones específicas de misiones espaciales como la microgravedad, la radiación o los efectos prolongados del confinamiento.
Esto es fundamental, porque muchas dolencias se presentan de forma distinta en el espacio. Por ejemplo, la pérdida de masa ósea y el deterioro muscular ocurren mucho más rápido que en la Tierra. También se ha observado que el sistema inmunológico se comporta de forma inusual, lo cual hace que una infección leve pueda convertirse en un problema serio.
Implicaciones para la Tierra
Aunque el objetivo inicial es apoyar a los astronautas en futuras misiones a la Luna o Marte, los responsables del proyecto reconocen que las lecciones aprendidas podrían aplicarse en la Tierra. La posibilidad de contar con un asistente médico confiable y autónomo podría ser de gran ayuda en zonas remotas, conflictos armados, desastres naturales o incluso en centros de salud con poco personal.
David Cruley, ingeniero de Google, evitó confirmar si la compañía buscará la aprobación regulatoria para usar esta tecnología en consultorios o hospitales terrestres. Sin embargo, una vez validada en el exigente entorno espacial, este tipo de soluciones podría extenderse a muchos otros contextos.
Desafíos éticos y tecnológicos
Como toda herramienta basada en inteligencia artificial en el ámbito de la salud, CMO-DA plantea ciertos dilemas. La confianza en el sistema, la posibilidad de errores diagnósticos, la responsabilidad legal y la privacidad de los datos son aspectos que deben resolverse antes de pensar en un uso masivo.
A esto se suma la necesidad de que la interfaz sea extremadamente intuitiva. En una situación de emergencia, donde el nivel de estrés es alto, los astronautas necesitarán interactuar con el sistema de forma rápida y eficiente, sin margen de ambigüedades.
El futuro de la medicina espacial
Este proyecto marca un paso importante hacia una medicina más autónoma en el espacio. La colaboración entre NASA y Google muestra cómo la tecnología puede resolver problemas reales cuando se combina con experiencia clínica y conocimiento del entorno espacial.
A medida que nos acercamos a las misiones tripuladas a Marte, la capacidad de brindar atención médica sin apoyo terrestre será tan vital como los sistemas de navegación o de soporte vital. La IA, en este caso, podría convertirse en el médico de cabecera de los exploradores del siglo XXI.