En el corazón del Jardín Botánico de la Universidad de Columbia Británica (UBC), en Canadá, ha sido instalado un prototipo que podría cambiar radicalmente la forma en la que gestionamos los residuos humanos en espacios sin acceso a saneamiento convencional. Se trata del MycoToilet, el primer inodoro del mundo que funciona sin agua y con ayuda de hongos miceliales para transformar los desechos en compost rico en nutrientes.

Desarrollado por investigadores de la Escuela de Arquitectura y Arquitectura del Paisaje (SALA) de UBC, en colaboración con el Departamento de Microbiología e Inmunología, este inodoro representa una fusión entre tecnología, sostenibilidad y diseño arquitectónico.

Micelio: la red subterránea que digiere los residuos

El micelio es la parte subterránea de los hongos, una red de filamentos microscópicos que no solo permite la expansión del hongo, sino que actúa como una especie de estómago externo que descompone materia orgánica. Esta capacidad natural se aprovecha en el MycoToilet para degradar los residuos humanos, sin necesidad de agua, electricidad o productos químicos.

Cuando una persona utiliza este inodoro, los residuos sólidos se separan de los líquidos y se redirigen hacia un compartimento recubierto de micelio. Allí, los hongos comienzan su trabajo: absorben olores y aceleran la descomposición, ayudados por comunidades microbianas que los científicos están estudiando para optimizar el proceso.

Una experiencia higiénica y sin malos olores

Uno de los mayores desafíos al diseñar inodoros de compostaje es la percepción negativa que suelen generar: malos olores, mantenimiento complicado, incomodidad de uso. El equipo de UBC quiso cambiar por completo esta narrativa. Inspirados por la arquitectura y el diseño sostenible, crearon una estructura prefabricada en paneles de madera, con un exterior de cedro carbonizado que, además de ser resistente a la putrefacción, posee propiedades antimicrobianas naturales.

El diseño está pensado para integrarse al paisaje: el techo verde fomenta la biodiversidad local, la ventilación se realiza con un ventilador de bajo consumo y la luz natural entra por una claraboya que reduce la necesidad de iluminación artificial. En el interior, el uso de acabados de acero inoxidable y madera ventilada crea un entorno limpio, moderno y acogedor, muy distinto de los típicos baños secos.

Bajo mantenimiento y alto rendimiento

Pensado para ser usado en parques, comunidades rurales y regiones sin infraestructura de alcantarillado, el MycoToilet requiere solo cuatro visitas de mantenimiento al año. Este enfoque predictivo y estandarizado elimina la incertidumbre que muchas veces impide la adopción de soluciones ecológicas por parte de municipios o entidades públicas.

A diferencia de los inodoros químicos tradicionales que utilizan formaldehído y otros compuestos tóxicos, esta solución transforma el desperdicio en un recurso. De hecho, se estima que una vez en funcionamiento completo, el sistema puede producir 600 litros de tierra rica en nutrientes y 2.000 litros de fertilizante líquido al año, ofreciendo un ciclo cerrado y beneficioso para el entorno.

Tecnología que aprende de la naturaleza

Uno de los aspectos más interesantes del proyecto es su enfoque biotecnológico. No se trata simplemente de colocar hongos en un contenedor, sino de entender cómo interactúan con las bacterias y otros microorganismos que participan en la descomposición. La investigación asociada al MycoToilet permitirá perfeccionar estos ecosistemas internos para que trabajen de forma más eficiente, sin generar olores y sin necesidad de intervención humana constante.

En pruebas de laboratorio, los revestimientos de micelio fueron capaces de eliminar más del 90% de los compuestos responsables del mal olor, lo que marca una diferencia significativa respecto a sistemas de compostaje anaeróbico, donde los residuos se descomponen sin oxígeno y generan gases molestos.

Una prueba piloto con impacto global

Desde el 26 de septiembre de 2025, el MycoToilet está en funcionamiento como parte de una prueba piloto de seis semanas en el Jardín Botánico de UBC. Durante este período, el equipo monitorizará su rendimiento en condiciones reales de uso y ajustará el sistema según sea necesario. Si los resultados son positivos, esta tecnología podría escalarse fácilmente a otras ubicaciones que necesiten soluciones sanitarias descentralizadas y ecológicas.

El diseño modular y prefabricado permite transportar e instalar el MycoToilet sin grandes obras, lo que lo convierte en una opción ideal para lugares remotos, eventos al aire libre o incluso zonas afectadas por desastres naturales donde la infraestructura ha sido dañada.

Una nueva forma de pensar el saneamiento

El MycoToilet no es solo un logro tecnológico; también es una invitación a repensar nuestro papel dentro de los ciclos ecológicos. Al igual que en la naturaleza nada se desperdicia, este sistema propone que incluso nuestros desechos pueden ser parte de un proceso regenerativo.

A través de una combinación de arquitectura, microbiología y compromiso ambiental, el equipo de la UBC ofrece una alternativa realista, eficiente y sostenible que podría marcar un antes y un después en el diseño de baños públicos. Un paso pequeño para un campus, pero potencialmente gigante para las comunidades que luchan por acceso digno a servicios básicos.

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