Durante siglos, los venenos de animales fueron sinónimo de peligro, temor y muerte. Sin embargo, la ciencia contemporánea está reescribiendo esta historia al convertir estos compuestos tóxicos en potenciales herramientas terapéuticas. Recientemente, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) de Panamá organizó un conversatorio para compartir avances sobre la investigación de venenos de animales ponzoñosos y su aplicación en la lucha contra el cáncer.

El encuentro se dio en el marco de una beca de movilidad de investigación centrada en la bioprospección de moléculas con actividad anticancerígena, un campo donde Panamá comienza a destacar gracias a la riqueza de su biodiversidad.

La ciencia tras el veneno

Las sustancias producidas por serpientes, escorpiones, arañas y abejas contienen mezclas moleculares extremadamente complejas. Estas combinaciones incluyen péptidos, enzimas, toxinas y proteínas bioactivas, cada una con propiedades específicas y altamente estables. Lo interesante de estos componentes es su capacidad para dirigirse con precisión quirúrgica hacia determinadas estructuras celulares, como si fueran llaves que encajan en cerraduras muy particulares.

Esto convierte a los venenos en candidatos idóneos para interferir con el crecimiento de las células tumorales, impedir su reproducción o bloquear la formación de vasos sanguíneos que alimentan a los tumores. Algunas moléculas incluso son capaces de modificar el potencial eléctrico de las membranas celulares, un mecanismo que puede ser letal para las células malignas pero inofensivo para las sanas.

El aporte panameño en cifras y especies

Panamá, por su diversidad ecológica, alberga 26 especies de serpientes venenosas. De ellas, 15 pertenecen a la familia Viperidae, cuyo veneno es hematotóxico (afecta la sangre), y 11 a la familia Elapidae, con veneno neurotóxico (impacta el sistema nervioso). A esto se suman 11 especies de escorpiones venenosos con relevancia médica. Este ecosistema tan variado se convierte en una verdadera biblioteca natural para los científicos.

Durante el conversatorio, el Dr. Marcos Salazar, investigador del CIIMET, abordó la relación entre mordeduras de serpientes, picaduras de escorpiones y la caracterización geoespacial de tumores malignos en el país. Su análisis geográfico busca identificar patrones y posibles relaciones entre la distribución de especies venenosas y la incidencia del cáncer, aportando una nueva mirada epidemiológica.

Por su parte, la farmacóloga Hildaura Acosta de Patiño destacó el potencial de las desintegrinas, unas pequeñas moléculas halladas en el veneno de serpiente que inhiben la migración celular, clave para frenar la metástasis. Este hallazgo tiene implicaciones significativas, ya que controlar la expansión del cáncer es uno de los mayores desafíos clínicos.

Una colaboración internacional con futuro

El evento contó con la participación de especialistas de México y Turquía. El Dr. Gerardo Corzo, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, explicó que los venenos pueden fraccionarse y analizarse para aislar compuestos con aplicaciones clínicas específicas. En su trabajo destacan investigaciones sobre su efecto contra células de cáncer de piel, mama y próstata.

La Dra. Figen Caliskan, de la Universidad Eskişehir Osmangazi, presentó estudios del escorpión turco Androctonus crassicauda y señaló la capacidad de las toxinas para alterar la actividad eléctrica de la membrana celular, lo que representa una forma innovadora de atacar tumores. También destacó el potencial del veneno de abeja, otra fuente de interés terapéutico por su compleja composición.

Ciencia contra el cáncer: una estrategia nacional

Este tipo de investigaciones están alineadas con el Programa Ciencia contra el Cáncer (PC3), impulsado por Senacyt en colaboración con el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social. La estrategia busca fortalecer las capacidades de investigación oncológica en el país y abrir nuevas vías de tratamiento a partir de la ciencia local.

El Dr. Eduardo Ortega Barría, secretario nacional de Senacyt, anunció que está próxima la inauguración del Centro de Investigación en Vacunas y Biofármacos (Crivb) en la Ciudad del Saber. Este espacio no solo impulsará estudios sobre venenos animales, sino también sobre vacunas, anticuerpos monoclonales y antivenenos, consolidando a Panamá como un nodo estratégico de investigación biomédica en la región.

Un enemigo común: el cáncer en Panamá

Los datos son claros: el cáncer es la principal causa de muerte en Panamá. Cada año se diagnostican unos 7,768 casos nuevos, lo que representa 14 nuevos diagnósticos diarios y 7 muertes por día. El 45.8% de estas muertes son prematuras, lo que evidencia la urgencia de nuevas estrategias de prevención y tratamiento.

Según la Organización Panamericana de la Salud, hasta un 40% de los casos de cáncer podrían evitarse reduciendo factores de riesgo como el tabaquismo, el sedentarismo o la mala alimentación. Además, el 30% puede curarse si se detecta de forma temprana y se trata con los métodos adecuados. La investigación en terapias innovadoras basadas en venenos podría ofrecer nuevas opciones donde las soluciones convencionales no alcanzan.

Tendencias tecnológicas que están transformando la medicina moderna

Imagina un cirujano que no tiembla, que no se fatiga tras horas de intervención y que puede realizar cortes con una precisión milimétrica guiado por tecnología. Esa es la realidad que representa la robótica quirúrgica, una de las aplicaciones más visibles de la tecnología en el ámbito médico. El sistema quirúrgico Da Vinci, por ejemplo, lleva años apoyando procedimientos complejos como laparoscopias con una precisión inalcanzable para el pulso humano.